Clasificada en la 9ª posición de 15º Concurso Internacional de Cartas de Amor de “El
Canal 2”, Radio Iris 7, Burgos España

¡Es hora de que nos digas quién eres en realidad!
Estás
en boca de todos y en tu nombre suceden cosas hermosas y otras espantosas. Has
servido para hacer feliz o para desgraciar la vida de las personas. Cada quien
te define a su manera, pero es necesario que tú mismo te definas para que
podamos apreciarte en tu verdadera dimensión.
Humildemente,
voy a intentar ayudarte.
No
eres deseo, ni pasión. No eres ni las mariposas que revoletean en el estómago, ni
el trepidar galopante del corazón, ni la
nube que ofusca la mente. A veces esas sensaciones son apenas el germen que te
allana el camino. Lo que llaman “hacer el amor” no siempre hace honor a tu
nombre, a veces es todo lo contrario. No eres un asesino y por lo tanto no es
posible que existan “amores que matan”. Lo que califican como “amor libre”
debería llamarse por otro nombre. Es imperativo que te desligues de todas esas
falsas concepciones que se alejan de tu esencia.
No
eres automático. Unos padres no aman automáticamente a sus hijos, ni viceversa,
como tampoco unos hermanos entre sí por el solo hecho del vínculo
sanguíneo. No se ama a una mascota ni a
una planta por el solo hecho de poseerla. Hay demasiadas evidencias que así lo
demuestran, basta con leer las noticias. Quien realmente ama no es capaz de
hacer sufrir al ser amado.
No
tienes nada que ver con la política ni con el ejercicio del poder. Hay quienes ejercen
esos roles y aseguran a voz en cuello que aman a sus seguidores o a sus
gobernados, mientras los hechos demuestran lo contrario. Amar no es dar
limosna. El que realmente ama no exige adhesiones o votos a cambio. Tampoco
somete a quien dice amar ni decide por él.
No
estás sujeto a condiciones. No eres negociable. No estás atado al dinero. Con
él se puede comprar el tiempo de una persona e incluso el derecho de usar y
abusar de su cuerpo. Tú, como dice la vieja canción, ni te compras ni te vendes.
El amor no puede tarifarse.
Que
me perdone la Academia, pero tampoco eres un sentimiento. Este es un estado
temporal del espíritu y tú eres permanente. Cuando existes, provocas
sentimientos sublimes pero definitivamente eres algo más que eso. Eres
definitivo. Cuando alguien dice que se le acabo el amor es porque nunca amó.
Tampoco
eres un compromiso. No eres una promesa, ni una firma, ni un documento, ni un
contrato.
Entonces,
¿qué eres en realidad?
¡Eres
una decisión! Una hermosa decisión consciente y racional que toma cada ser
libremente.
¡Qué
hermoso es cuando un ser decide amar a otro ser! ¡Qué sublime cuando la
decisión es mutua!
Cuando
alguien decide amar, adquiere ciertos compromisos que se repiten en el día a
día. A partir de ese momento decide también, sin condiciones ni límites de
tiempo, ser fiel, honesto, paciente, respetuoso, tolerante, generoso, amigo, refugio.
Entonces,
solo entonces, podemos decir con certeza que eres tú, que estás presente.
Amorosamente,
Un
fiel seguidor
valioso, cerca de lo profundo pero: "se nos murio' el amor" es una hermosa cancio'n, una realidad posible y ma's si se le da tiempo al tiempo, el que corroe los mejores aceros; pero el intento es bueno y no fa'cil de encontrar en los escritos
ResponderEliminar